Solamente se trata de tener unos... 40 y pico años, y hacer un Grand-Jete y sentir el aire acariciando tu espalda y tu pecho, es notar como la presión del moño desaparece, como las horquillas se sueltan una a una, como tu melena comienza a volar, libre, como tú vuelas con ella, como tus piernas suben y tus cuádriceps viven, como de un salto acabas en el otro lado de la sala. Es una sensación bonita, muy bonita, especial, muy especial, única, que sólo los que lo hacemos la conocemos. Aplaudo los Grand-Jetes, y más a la gente que los sigue haciendo a pesar de que a los ojos de todos, ya lo tendrían que haber dejado, pero sabes que, yo no bailo para abrirme paso en el camino del baile, (en realidad sí, un poco) básicamente bailo porque cuando hago un Pas de Chat soy feliz, y lo seguiré haciendo, mientras mi felicidad dependa (en parte) de ello.
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